viernes

Aprovechad el momento.

Herramientas nuevas, pero el artesano seguía siendo el mismo. Podía conseguir ser mejor, resultados más rápidos y eficaces, pero desde que obtuvo lo que más deseaba, olvidó lo que había aprendido.
“Dale al hombre un pez y comerá un día, enséñale a pescar y siempre tendrá alimento”. 
Nadie habló de la necesidad de tener caña. Así el artesano se vio con mil utensilios y ninguno le servía de utilidad. Un francotirador con armas pero sin balas, un arquero con arco y sin flechas. Un pintor con pinceles y óleos, sin nada que retratar. Y aquí estoy yo, con medio y sin mensaje. Deseando volver a encontrar a mis espías de emociones, deseando volver a trabajar las habilidades de diferenciar los tonos, de buscar los planos, de perderme para encontrarme. Ojalá puedas perderte tú, encontrarte y despertarme a mí, si me encuentras de camino.
Despiértame. 
Despierta mi curiosidad, mis ganas, mi pasión. 
Despiértame. 
Recuérdame que las habilidades no son nada si no llegan a trabajarse, recuérdame que para poder pescar, no hace falta caña, siempre se puede crear, siempre habrá pólvora, siempre madera, siempre imaginación y lugares para perderse.
Si bien es cierto que nunca podremos retroceder al pasado, también lo es que cada día es una nueva oportunidad para ser nuestra mejor versión.

 “Me interné en los bosques porque quería vivir intensamente; quería ‘sacarle el jugo’ a la vida. Desterrar todo lo que no fuese vida, para así, no descubrir en el instante de mi muerte que no había vivido”. 

Si escuchas atentamente, podrás oírlos, son todos aquellos seres que alguna vez existieron y ya no están entre nosotros. Se acercan y te susurran: Carpe diem, aprovechad el momento.

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